El Valle de Aspe, uno de los territorios más familiares para nuestro amigo e ilustre pintor Pepe Cerdá, volvió a ser el lugar elegido para inmortalizarlo con una acuarela.
Esta vez no es un paisaje abierto natural, sino un plano con protagonistas claros: el gallo y las gallinas de su vecino. Una estampa más rural y que destaca como anécdota entre las pinturas que hemos venido compartiendo durante este año.
Con esta bonita pintura, muestra de nuestro continuo apoyo al arte, despedimos noviembre y encaramos el final de año con una gran sonrisa.